Te conocí con 20 años,
con toda la energía de la juventud y la mala cabeza que suele acompañar esos años.
Me enamoré con 21 años,
llena de sueños y de formas diferentes en las que besarte y dormirme en tu hombro.
Te amé con 22 años,
construyendo proyectos de tu mano y aprendiendo de mis errores.
Y llegó el invierno con 23 años, el frío, la distancia, los dolores y el miedo.
El miedo me hizo alejarme de ti, no tuve el valor para enfrentarme a las inclemencias del tiempo. Perdí la oportunidad de ser feliz eternamente por estar alegre algunos instantes en mi soledad insulsa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario