La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Toques delicados

Volveré a mojar tu cuerpo con mi lengua.
Habrá más gritos consentidos.
Tenemos a nuestro favor las horas y la rabia
De no ser, si no estamos,
queriéndonos a dos manos.

Quizás intentemos ocultar realidades,
pero la gravedad gana al tiempo,
y la verdad conquista encolerizada
De no ser, si no estamos
queriéndonos a dos manos.

Mi reflejo estará comiéndote por dentro,
sin dejarlo respirar,
ahogándolo en el océano del pasado
De no ser, si no estamos
queriéndonos a dos manos.

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