La punta de mi lengua: no soy docil, no lo quiero
La punta de mi lengua
Lo dejé marchar y no me arrastró.
Corriendo
NO hay tiempo,
la vida se nos escapa de las manos:
trabajo, clase, cañas, conciertos, cine,...
Todo es un ritmo vertiginoso.
Y luego estas tú y tu calma,
esa que a mí no me cuadra,
esa que se me hace extraña.
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