La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

El infinito

Acércate me gustaría susurrarte algunas palabras, aunque primero voy a besar tu cuello y a acariciar tu oreja. Pequeños placeres que alivian las mañanas repletas de responsabilidades que se agolpan sobre la agenda.
Mi mano sobre tu pecho, mi boca sobre tu cuerpo y la respiración que se acelera para hacer un paréntesis antes de luchar contra horarios y reuniones; así llenamos los pulmones de aire y las arterias de energía para coger el impulso que nos lanza hacia el futuro.
Pequeños placeres: un café compartido, un puzzle de felinos y una partida de rummy. Tú y yo apostándonos las sonrisas y perdiendo la ropa.¡ Celebremos la vida!
 
 

 

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