La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Son ya dos años

Te vi, sentado a mi lado, escribiendo con la mano izquierda. No te interesaba llamar la atención pero, sin quererlo, llamaste la mía ¡Y de qué manera! No pude dejar de buscar tu mirada desde ese preciso momento en que por primera vez me fijé en tu silueta.
Aquella misma noche, en La Latina, con mi mejor amiga celebré las mariposas nuevas que provocabas en mi estómago. Recuerdo que me acosté edificando sueños, que creía nunca se harían realidad.
Al día siguiente, allí estabas tú y allí estaba yo, con todos mis nervios en la garganta y en la tripa. Luego, llené este blog de pequeños versos que te dedicaba en el silencio del anonimato, porque tú desconocías lo que yo sentía y donde lo escondía.
Mis compinches y yo conspirábamos y planificábamos una conquista perfecta. Así, te robé unas horas para secuestrarte hasta Alicante y disfrutar de nuestro primer concierto juntos. El primero, pero no el último. Después hemos compartido muchos más conciertos y muchas más pasiones.
No pensaba yo que aquellos dos meses de sueños serían ahora tan tangibles. Ahora conspiro contigo para que nuestra vida esté coloreada, tenga ritmo y suena a música de ska.
No quiero dejar de bailar contigo.

No hay comentarios: