La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Días mágicos

Hay días mágicos.
Levantarme y saberme en paz con el mundo.
Ver tus ojos, tu mirada y saborearla con mis manos, con mi cuerpo.
Levantarme y observar la nieve caer y reposar en los tejados.
Hacernos el café, una tostada, el periódico y un crucigrama.
Pasear, comer, comernos.

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