La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Proactividad

- No tienes pinta de ser buena amante- dijiste mientras nos bebíamos la última cerveza.
- No, no se me da bien hacer de la otra- te respondí mientras guiñba el ojo al chico que estaba sentado en la esquina del bar.
- Una decepción más contigo. Por los aires que te gastas, supuse que tenías menos prejuicios para estas cosas- expresaste en voz alta.
- Ya ves, en el fondo mi pasado en un colegio de monjas me ha dejado más marcada de lo que pensaba- comenté, mientras apoyaba los pies en el suelo y me ponía de pie.

Luego, te di un beso en la frente y agarré mi bolso. Me despedí, casi en el mismo instante en el que le tomaba la mano a la tentación de la esquina y le hacía una proposición indecente al oído.

Segundos más tarde, observabas como me iba en aquel coche gris, con un desconocido al que acababa de conocer.

Al día siguiente, tenía un mensaje tuyo en el móvil: A mí tampoco me gusta ser el otro. Adiós.

No hay comentarios: