La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Con gominolas en los carrillos

Levantarme y ser feliz, automáticamente porque así lo siento.
Porque no me da miedo decir a la gente que la quiero, que la aprecio, que están ahí, a mí lado, para verme crecer y yo crecer con ellos.
Porque no me rindo, no me salvo, no dejo de soñar. Al contrario más sueños convirtiéndose en realidad.
Porque tengo menos cargas, menos lastres y me siento más ligera para poder volar.
Porque no me canso de bailar.
Hay quien dice que la felicidad no existe, sólo son instantes. Puede ser, pero este instante está siendo muy largo.

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