No puedes esperar que quiera poseerte, ni a ti ni a tu tiempo. Si me enamoro de la energía y de la vitalidad que desprendes, es imposible que luego pretenda eclipsar toda esa felicidad. Si lo deseas, podrás compartirlos conmigo pero no exigiré que sea sólo conmigo.
No me pidas que sienta celos, no reclames que te agote preguntándote por qué has hecho, dónde has estado, con quién has estado. Si quieres estaré a tu lado para escucharlo pero siempre he odiado los interrogatorios. Me gustan más los delincuentes que los policías. Cuando quieras escapar, dímelo y no me mientas. Mi libertad la respeto más que la mía, así que no deseo que este amor se torne esclavitud. Las historias se acaban, las mentiras duelen.
Me enamoré de ti, con todo lo que implicas: tus placeres, tus quehaceres, tus dudas, tus valores, tus sueños, tus anhelos, tus preocupaciones, tus defectos,... estaré a tu lado pero no me pidas que te obligue a cambiar. Los cambios impuestos no son evoluciones positivas (te lo digo por experiencia) sino pequeños quistes que acaban doliendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario