La punta de mi lengua: no soy docil, no lo quiero
La punta de mi lengua
Lo dejé marchar y no me arrastró.
Ahora, aunque tú no lo escuches, no he borrado tu nombre
Porque ya no puedo decírtelo a la cara, en la calle, en las esquinas donde florecen los almendros:
Te quiero y, cada día, te echo más de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario