La punta de mi lengua: no soy docil, no lo quiero
La punta de mi lengua
Lo dejé marchar y no me arrastró.
¡INSULINA!
El azúcar que inundaba tu cuerpo me saturó.
No eras dulce, eras destructivamente empalagoso.
No quiero más pasteles...
quiero pastas de té.
El sábado por la noche cerramos.
Decidí hacer lo que correspondía,
ser elegante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario