La punta de mi lengua: no soy docil, no lo quiero
La punta de mi lengua
Lo dejé marchar y no me arrastró.
Atropelladamente se truncó nuestro amor
Íbamos de la mano, caminando tranquilamente por las calles de Madrid.
De repente un árbol, nos separamos.
Tú decidiste bajarte a la calzada,
tristemente,
aquel coche te atropelló.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario