La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Y no me mata

No quiero bailar, dirían Niños Mutantes,
prefiero derramarme el café recién hecho
sobre el cuerpo y quemarme.

Soy la musa por la que inventas nostalgias.
Soy la llave que abre la trampa de los recuerdos.

Y no me basta.
Y no me calma.

Para descubrir mi cuerpo
se necesitan primaveras eternas
y continuamente me vendes
inviernos caducos.

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