La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Susurrados y negados

Parto hacia Sibila,
con la ausencia de compañera
y el tiempo pasado desperdigado por mis manos.

No me asusta
que tus pasos de baile no se oigan en la tarima.
Llevo días conviviendo con el silencio
y solando de nuevas sonrisas mi camino.

Y el olvido reinará en la memoria
y no sabremos ni quienes fuimos,
ni recordaremos habernos amado
y seremos dichosos y afortunados.

Hoy no vamos a ser trágicos, en el fondo estamos cansados.
Bastante mal va el mundo como para echar
una lágrima por este tipo de historias.
Los amigos no se borran del camino,
los que desaparecen simplemente son personas
que pasaban por aquí.
No lamento ir espabiando, sólo siento no haberlo hecho antes.
Tengo el cuerpo hecho de un nuevo material.
Sé que me importa y por que debo luchar y
en determinados cuentos no malgasto ni una caloría más.
Me parece, que se puede no estar de acuerdo que toca rendirse, rendirse a lo evidente.

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