La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Simplemente renuncio a que ocupen mi cama

Apaguemos los ojos y descansemos que mañana será otro día con el aire oliendo a quimeras y los sueños menos desgastados. Yo renuncio a la almohada, siempre intento colocar mi cabeza sobre ella pero no hay forma de que me llegue el sueño así. Mi radio, siempre mi radio, la que me acompaña todas las noches desde que él me falta, desde que él me dejó (pasiones y prisiones).
Me voy con las cosas hechas, mañana empiezo a dar yo las clases, suena extraño, es extraño, para quien aún se recuerda encantada por ir al colegio.

Sueños de chocolate que me como a lametazos, con la lengua resbalando por el contorno de mi futuro. Futuro que es presente y no ausente. Hoy, hoy y hoy, porque mañana está llegando con pasos de gigante. Me satisface saber que mordisqueo la vida y me sabe rica, riquísima.

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