se tonra finito e insignificante.
Se pierden los impulsos de tu corazón.
Ya no recordamos los besos es las esquinas,
los juegos con nuestros cuerpos
y los sueños que revolucionaban la alcoba.
La tragedia esculpida a golpes de cintura
ahora es escupida por bocas sangrantes.
La desmemoria,
el despropósito.
Pero yo me niego a que afirmes que nunca estuve enamorada,
porque aún cuando te veo siento y padezco,
tuviste la prueba entre tus manos,
hace algunas jornadas,
quizás necesites las gafas para ver la realidad.
No quiero un novio, quiero a mi amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario