La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

digamos que hablo de ti

Hay hombres para instantes,
para sentir que el suelo se rompe por donde él pisa,
para abrazarlo serenamente en noche llenas de bruma,
para amenos paseos más allá de los límites de lo cotidiano,
para que admires cada uno de sus gestos llenos de elegancia.

Y la vida es una suma interminable de instantes...

Derrochas tanta energía que pones en marcha todo mecanismo que se relacione con vos.

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