La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

¿Verde pasión? ¿Rojo esperanza?

Te quiero.- escucho levemente mientras intentamos acomodarnos al sueño.
Esto es nuevo, muy nuevo.

Ahora soy yo quien te tomo la mano. Mi dedo índice ocupa la mitad de tu labio. No hay que correr, tenemos mucho tiempo y te recrimino con humor la subasta de palabras.

Enciendes la luz, me ruegas que te mire a los ojos. Te quiero.- Gritas esta vez. No me prohibas que te diga lo que llevo años queriendo declararte, no hagas eso, tampoco pongas freno a mis alas. Ahora, ya no. Te he querido mientras nos hemos tomado un café, te he querido a la par que me dolían tus romances pasados, sin expresar nunca ni un gramo de envidia, te he querido en las esquinas, te he querido durante tus interrogatorios sobre si tenía novia, te he querido mientras tu no me querías.

Y te beso, ese beso basta para que sientas que sé que llevas razón, que estás en lo cierto.

Y se nos escapa una sonrisa...
Y de nuevo, nos hacemos el amor...

Ya no me debes contarme de que color son tus sueños.
Buenas noches.

Las historias brotan cuando dejamos que lo hagan.

No hay comentarios: