Tengo dos entradas para el teatro para esa obra de Brecht que quieres ver.- Me dijiste mientras cenábamos. Son para el 8 de agosto, justo el día anterior a que desaparezcas rumbo a Eire.
Pues vamos a tener que desperdiciarlas, esa noche no pienso dejarte salir de mi cama.
Es cierto que quiero ver la obra.
Es cierto que el lugar donde la están representando me resulta motivador e inquietante.
Pero aún tengo prioridades...
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