La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Variedades sobre una misma vida

Este cuadro, las tres edades de la mujer de Klimt, muestra la vida. YO ya voy por la segunda y en 60 días mucho más que me independizo. Sé que va a ser raro no contar con mis padres cada día porque con ellos tengo los mejores momento de mi vida. No olvidaré las charlas al lado de mi madre por las noches, ella es la que mejor me conoce, a la que más intimidades he contado y la que compate mis miedos y mis éxitos. Mi padre, ese señor que me enfrenta a la realidad, que me hace abrir los ojos cuando me embobo soñando demasiado y que me coge de la mano para ir por el camino más seguro.
Ya les dediqué un post hace tiempo, mil podría escribir sobre ellos. Ayer en la película que vi en el cine, Franka Potente cuando habla de la relación de los padres del personaje que ella interpreta resumió de un modo fantástico lo que es la relación de mis padres. La felicidad absoluta. Eso ando periguiendo yo aunque parece realmente difícil. No exigir nada a la vida, disfrutar del tiempo al lado del otro sin reclamar nada más que tiempo de calidad, no expresar necesidades constantemente.
Yo soy nefasta en eso, a veces porque me emperro en solucionar los problemas de los otros hasta arruinarme mi propia existencia, otros porque mis insatisfacciones no me dejan vivir plenamente la alegría de la vida. El caso es que soy un curioso desastre, sacado a veces de una película y la vida no es una film.
Por eso, hoy hago propósito de enmienda. Llevo un tiempo con ello. La verdad es que este año he sido más tiempo muy, muy feliz, que infeliz. De momento cuento como felices los meses de enero, febrero, marzo, mayo, julio y agosto. Los otros no han estado nada mál pero son mejorables. Por cierto, octubre está siendo muy, muy bueno y noviembre aún pinta mejor.
Vaya lío de post que he escrito!

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