La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Para que te quemes un poco

Quizás un día te apetezca tener una conversación más allá de convencionalismos e ideas reiteradas.
Puede que dentro de un tiempo, cuando vuelva el calor, recuerdes en silencio mis ganas de aprender y mis ansias por curiosear contigo.
Tal vez mañana algo te vuelva a recordar a mí, mis pasiones, mis locuras, mis libros, mis manías, mis canciones, mi cuerpo, mi libertad, ...
No es nueva la historia de que andamos desacompasados, de hecho entre nosotros ya hay demasiadas anécdotas rancias.
Tampoco nos suena a novedoso que hay sensaciones enfermizas que enganchan.

A lo mejor dentro de un tiempo volveremos a sentarnos frente a un par de refrescos. Ahora, las cosas habrán cambiado. Tú me mirarás aún con deseo; yo simplemente te miraré.

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