La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

Noches de marejada

Ojalá hubiera podido dormir contigo y no en contra de ti.
Hay instantes en los que los miedos nos ciegan de tal manera
que enmudecen todos los besos que nos debemos.
Decidimos complicarnos,
perdernos en una marejada de inseguridades que no nos pertenecen,
que nos alejan de quienes somos, de lo que sentimos.
Nos sobran los motivos para amarnos
en la felicidad,
en la facilidad.
No es necesario correr en dirección contraria a nuestros sueños.

1 comentario:

Rosario Libertad dijo...

si el miedo te hace ir justo en la dirección contraria... y lo peor es si te convence

he llegado a tu blog buscando micropoemas de Ajo jajaja
saludos