La punta de mi lengua

Lo dejé marchar y no me arrastró.

A veces soy odiosa

A veces sólo pienso en desaparecer,
en esa casita alejada,
en un pueblo donde nieve en invierno,
donde pueda revolcarme en el suelo con unos graciosos perros,
donde disponga de una habitación para llenarla de libros,
donde tenga una huerta para plantar lechugas y tomates,
donde sólo tenga que caminar diez minutos para estar en el campo.
A veces sólo pienso en desaparecer,
huir de esta ciudad donde el ruido me aleja de los sueños,
olvidarme de las responsabilidades, de los compromisos, del trabajo, del agobio, de la presión que aprieta mi cabeza demasiadas mañanas.

Todos los años por esta época caigo en las mismas indecisiones, en los mismos quebraderos de cabeza. La oposición, el doctorado. Desearía tener a mi disposición algo que me indicara mi camino, que me ayudara en estos momentos donde siento tanto agobio, donde siento tanto miedo.

Siempre me impongo hacer algo más a parte del trabajo porque si no lo hago, siento que me muero, que me apago, que me agoto. ¿Por qué siempre tengo esa necesidad de llenarme las horas? ¿De seguir aprendiendo y nunca me basta?

Necesito salir a correr, llorar, gritar, dormir, descansar esta noche y quizás mañana lo vea todo más claro. Vine a pedir consejo a mis padres, para algunas cosas su opinión me es muy necesaria. La verdad es que hoy estaban poco comunicativos.

Mañana será otro día y mañana espero tener algo más claro este tema porque voy a estar insoportable demasiado tiempo.

Hoy era uno de esos días en los que necesitaba estar sola, reflexionar, no estar con nadie para a nadie dañar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no es q sientas q mueras cuando no haces nada despues del trabajo,sino q no vives.la muerte es el fin de todo.vivir siempre es a plazos..y no te preocupes por sentirte asi de vez en cuando,eres humana,demasiado humana...;)
un besito,linda

la punta de mi lengua dijo...

Gracias amor, soy humana y, por tanto, imperfecta pero... qué se le va a hacer.